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viernes, 3 de enero de 2014

CHANEQUES

CHANEQUES
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO

     Chaneque. En náhuatl: Los dueños de las casas, los habitantes. Según López Austin (1984: 273 - 275) son seres que existieron libres en un período anterior de la tierra, y que ahora se encuentran reducidos a piedras, metates, figurillas arqueológicas o árboles, formas que sólo pueden abandonar a ciertas horas del día. Cuando adquieren su forma animada son seres pequeños, peludos, como la Cuitlapanton o Cintanaton de los antiguos nahuas, relacionados con el Señor de los Animales, que habitan montañas, bosques, manantiales, torrentes y arroyos, y que cuidan de estos sitios y de las bestias. Causan graves males, tanto por intrusión de aires como por robo de “sombra”; pero también es posible obtener de ellos algunos beneficios, sobre todo si el hombre se les enfrenta con ánimo resuelto, en forma violenta y agresiva. Todos estos seres están apaciguados en el período actual por el dominio del Quinto Sol. Permanecen sujetos por la fuerza del astro; pero en los períodos críticos, en los que la existencia del sol peligre, pueden recuperarse y atacar a los hombres. En relación a estos seres de épocas anteriores, existe la creencia de que los metates liberaban, al romperse, una fuerza maligna que mataba a la molendera y a los habitantes de su casa, fuerza que puede ser identificada con los seres que estaban incluidos en la piedra. De igual modo creen, tepehuas y totonacas, que durante la noche no existe el peligro de la invasión gracias a que las estrellas actúan como vigilantes, flechando a las piedras que tratan de moverse para transformarse en tigres. En cambio, cuando el Sol se eclipsa y peligra por ello su existencia, los enseres de la casa pueden liberar su contenido. De la piedra y de la madera surgen demonios y bestias fieras que devoran a los vivos. Esto sucederá de seguro cuando el Sol termine; el día del juicio la tierra se volteará; la parte de abajo quedará arriba, y así se destruirán los hombres del presente. || En algunos lugares del México actual a los chaneques se les consideran viejos enanos, robustos y barrigones, cabezones, de ojos grandes, redondos y prietos, y con rostro infantil que persiguen a las mujeres y molestan a los niños haciendo travesuras, carcajeándose, jugando y correteando. Muchas veces se hacen acompañar de víboras, como si fueran sus perros. || Comenta Guiteras (2005: 156) que las piezas arqueológicas de pequeñas dimensiones son sus juguetes, y sus carcajadas se escuchan a cualquier hora del día desde los matorrales espesos y las corrientes cristalinas. Los chaneques son espíritus alegres que bailan, juegan y ríen. El alma de los animales y de la espesura es el alma del chaneque. La personificación antropomorfa de esta alma tiene la forma de niños y niñas; él descalzo y sin sombrero, y ella de largas y gruesas trenzas endrinas (negras azuladas) y vestida con huipil. || Refiere Tomás Bautista (1982: 22), los chanecos sólo cuentan con dos dedos en cada mano y por eso nos encantan. Nos sacan un poco de sangre y con eso nos llevan al mundo de ellos. En relación a este punto Sedeño y Becerril (1985: 187) comentan: las chanecas, dueñas de grandes tesoros que están en las cuevas o en el centro de la tierra sólo quieren a los hombres para lograr hijos que tengan todos los dedos de la mano. ||  Comenta Guido Münch (1994: 175, 199), que viven por parejas y están casados. Durante toda su vida sólo tienen un hijo. Pueden ser blancos o benéficos para el hombre y negros o enemigos malignos, los cuales raptan físicamente a la personas, primero las pierden o las trastornan, les quitan el alma, la cual encierran en una olla de barro y después la devoran… Las chanecas son güeras, güeras, de pelo blanco, blanco, algunas muy bellas, andan desnudas, viven en los árboles y hacen perder su camino a los hombres. Continúa Guido Münch (p. 175), se cree que en las fincas de café sale la Chaneca, es una viejecita muy cariñosa, vestida de refajo, que tiene el pelo rubio muy largo, le llega hasta las piernas. Invita a las personas mole de chipil, que al comerlo la gente empieza a trastornarse y cae en trance. La gente pierde el alma en el monte. Tiempo después se les puede encontrar y depende de las artes de un buen brujo que los chaneques devuelvan el alma de la persona. Para prevenir esto se llevan ofrendas de copal, refrescos, licor, tortillas, café y galletas que se dejan en las fincas. || Refiere Guiteras (2005: 206) el olor a chipiles (hojas con lo que se alimentan los chaneques) donde no los hay es causa  de pérdida del alma. || Weitlaner (1977: 134) refiere que, en la región de la Chinantla, los chaneques se alimentan solamente con tepejilotes. || Comenta González Phillips (1993: 80, 87) es bien sabido que los chaneques son amantes de las flores y de las ofrendas y que cuando uno desea intercambiar algo con ellos es la manera de darse a entender. La persona que se encuentra con un chaneque, si ésta tiene presencia de ánimo y recta conducta, puede obtener la  “virtud” más codiciada que éste puede dar: el poder para curar a los enfermos.  Para Yolotl González (1999: 61) son espíritus chocarreros que han hecho de las cascadas y de los ríos sus lugares favoritos. Se cree que causan enfermedades y comen el cerebro humano, traen la lluvia y dominan a los animales y a los peces. Para Aguirre Beltrán (1992: 110) es necesario echarles  baldes de agua, el alimento mágico, para aplacarlos. Comentan Sedeño y Becerril (1985: 169-170, 192), los chanecos, incluso, son parte del Chato (Junchuch), y pasan a ser, sencillamente, personas no bautizadas que eran de este mundo. No tienen como el Chato, pacto con el diablo, por lo que no son antropófagos. En relación a la facultad o casualidad de ver a los chaneques es muy raro que alguien pueda ver a los chaneques jugando en algún bejuco o arriba de una ceiba o un gran amate porque son aire que no se ve, son como un viento juguetón o mal viento encima del árbol. La persona que ve a los chaneques puede ser que sea mala. Alguien que le responde a su madre o a su padre…, adúltero y todo tipo de transgresores de las normas morales. Comenta González Phillips (1993: 47), los chaneques tienen la facultad de presentarse en diversos estados físicos tales como sombras y vientos, “son aire, se transforman”. Uno de sus informantes relata: “Se ven las sombras… ustedes van al camino y desgraciadamente se presenta una sombra, oscura o blanca, como sea, pero una sombra, usted la ve como cristiano, pero es una sombra”. Refiere García León (1969: 290, 298), que el peligro, en las puertas de entrada al mundo subterráneo, es aún mucho mayor durante la Semana Santa. Refiere además la existencia de duendes o chaneques domésticos llamados Galxoxo:mol. || En Santiago Tuxtla, aparece  en las noches un chaneque negro, generalmente vestido como charro, llamado Yobaltavan. ||  Comenta Melgarejo Vivanco (1975: 16-17) los popolucas de Veracruz tienen sus chanis, pequeños duendes negros, y temen a los hunchúts, enanos silbadores sin cerebro y con los pies volteados al revés. Hay una representación escultórica en el Altar de Potrero Nuevo, Ver.; son enanitos en función de atlantes deteniendo el cielo. La falta de cerebro podría servir para explicar la incisión en la cabeza que se mira en muchas esculturas olmecas, y el mito según el cual, dice Miguel Covarrubias, los chaneques del sur, se alimentan con cerebros humanos. || Comenta Clemente Campos (2003: 51) que las caídas en el agua de ríos o arroyos las provocan los chaneques, que es cuando éstos roban el alma a las personas, causando alucinaciones, temperatura alta, falta de apetito y demasiado sueño. Lo mismo sucede cuando un niño ve  una culebra, pues también persiste la creencia de que los chaneques se convierten en culebras. 

 Algunos niños recuperados o liberados de los chaneques son encontrados algunas veces arañados de la cara y con un chilillo o varita en la mano y muchas veces debido al trauma del encuentro con el chaneque desarrollan o condicionan un reflejo montaraz, pues al hallarlos rehuyen de las personas, internándose nuevamente en el monte.  ||  Para Benjamín Santos (citado por Martínez Castro 2003: 93), para contrarrestar el apoderamiento del chaneque, se debe sahumar a la persona. El olor a copal hacer que el chaneque salga del cuerpo y se aleje. En caso de terquedad del chaneque por abandonar el cuerpo, se le hace una ofrenda, consistente en comida y aguardiente que se deposita en el lugar donde la persona adquirió este espíritu. || Algunos campesinos de la región llaman chaneques a los ídolos y figuras arqueológicas que se hallan frecuentemente al hacer los surcos en la tierra. Otros, según García y Gárate (Citados por González Phillips, p. 53), consideran que los chaneques son los espíritus de los antiguos habitantes que quedaron sepultados por la lava del volcán San Martín Tuxtla…probablemente las almas de todas aquellas personas no bautizadas. || Los pescadores en el lago de Catemaco, cuando se les aparece la chaneca, le avientan un pedazo de copal y ella se lo come, poniéndose tan contenta que hasta cumple las cosas que éstos le piden. Los nahuas y popolucas de la región los denominan  chaneques o pajaicá; en el sur del estado de Puebla se conocen como teotome; en Zacapoaxtla, Pue., por macazame (los que acarrean con sus manos); en Huitzilan de Serdán, Pue., como tzapalomeh; en Mazatlán, Oax., por chikones; entre los lacandones como kuc, y en la Península de Yucatán por aluxoob o aluxes (en algunas regiones de Q. Roo, se les conoce como arux y/o arush). 
     En Los Tuxtlas, todo el aparatoso proceso de modernidad, aunado a la ganadería, a la desmedida agricultura, a la tala inmoderada, al aumento poblacional horizontal -con ocupación de más espacio geográfico-, y actualmente la contaminación ambiental por oleoductos, está acabando con nuestra fauna, con nuestros montes, con nuestros bosques, con nuestros ríos y lagos, y con nuestros chaneques.

     Extraído de mi libro "Los Tuxtlas, nombres geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca". Analogía de las cosmologías de las culturas mesoamericanas. El cual incluye un diccionario de localismos y mexicanismos

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