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martes, 19 de agosto de 2014

AHUIZOTE O AGÜIZOTE, ATEPONAZTLI Y XICALCÓATL.

AHUIZOTE O AGÜIZOTE
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO


     De Ahuizote, de Ahuitzotl,  de a(tl), agua + huitzotl, espinoso, de huitzli espina, púa: Espinoso del agua; animal semifabuloso, cuadrúpedo anfibio, especie de nutria de mayor tamaño, como un perro chico, con pelo sumamente liso, con orejas cortas y agudas, y hocico largo y agudo y la cola grande, a la cual se le atribuía una mano en la cola y las otras cuatro semejantes a las de los monos antropoides. Tiene la piel manchada de negro y pardo. Habitaba los lagos y manantiales del valle central de México. Se Estaba consagrado a Tláloc, atisbaba al que venía a sacar agua y se apoderaba de él con la “mano” de la cola, jala a la víctima y la mata en la profundidad , luego turba a esta y la hace verter y levantar olas, parece que es tempestad de agua, y las olas quiebran en la orilla y hacen espuma; y luego salen muchos peces y ranas de lo profundo, andan sobre la superficie  del agua y hacen gran alboroto en ella; y el que fue metido debajo allí muere, y de ahí a pocos días, el agua arroja fuera de su seno al cuerpo del que fue ahogado, y sale sin  ojos, sin dientes y sin uñas. El cuerpo ninguna llaga trae, sino todo lleno de cardenales. Cuando tardaban en llegar o no se acercaban víctimas, ponía como trampa peces y ranas o bien lloraba como niño para atraer la compasión y se acercaran a la orilla.  Solo los sacerdotes podían tocar los cuerpos de los ahogados por el ahuízotl, y eran sepultados con grandes ceremonias en el lugar del teocalli (templo) mayor, llamado Ayauhcalco (ayah(uitl), niebla +   cal(li), casa + co, en: “En la casa de las nieblas”); quienes así perecían eran reputados como bienaventurados y protegidos por los dioses tlaloque; eran finalmente llevados al Tlalocan o Paraíso de Tláloc. Era tanta su crueldad que su nombre fue impuesto al octavo emperador de México. En sentido figurado la palabra ahuizote significa malévolo, cruel, vengativo. Sahagún, Molina, Clavijero, Orozco y Berra, Robelo y varios más lo comentan.

     Los que se cortaban las uñas, echábanlas en el agua, y decían que por esto el animalejo haría que les nacieran bien las uñas, porque es muy amigo de comer las uñas.

-¡Qué manera más sanguinaria y cruel de morir para poder llegar al Tlalocan! Claro había otras maneras...



     Según la cosmología indígena prehispánica los cerros son enormes depósitos de agua comunicados con el mar, la vierten hacia los campos a través de los manantiales, los cuales son considerados lugares sagrados vigilados por los servidores de Tláloc, el ahuízotl, el ateponzaztli, la xicalcóatl, y los ahuaztli o ahuaques; tlaloques que castigan a los impuros que se lavan con sus aguas o que visitan estos sitios a las 12 del día, momento liminal de manifestación hierofánica.

             
     Parece reforzar la existencia o mito de este ser el nombre de una localidad del D. F.

      Ahuizotla, D.F. “Donde abundan ahuizotes”. Zona arqueológica cercana a Azcapotzalco. Abundante cerámica recogida en tres pozos de exploración sistemática, hace pensar que este sitio fue contemporáneo del florecimiento de Teotihuacan.

      ATEPONAZTLI. Ave acuática de color amarillo oscuro que se creía servidora del Dios Tláloc. Recibía también los nombres de tolcomoctli y atoncuepotli. Botaurus lentiginosus (Montagu). En la actualidad se le conoce como avetoro.


     El avetoro americano (Botaurus lentiginosus) es un propia de América del Norte y Central.
     Es un ave grande, fornido y de color marrón. Mide entre 59 y 70 centímetros de alto, con una amplitud de alas de 95 a 115 centímetros.
    Aunque es común en su hábitat natural, el avetoro americano suele esconderse entre pantanos, ciénagas y prados. Generalmente lleva una vida solitaria, siempre rodeado de vegetación. Si siente que ha sido avistado, deja de moverse, apuntando con su cabeza hacia arriba, confundiéndose con su entorno. Su pico de actividad es al anochecer. Siendo más escuchado que visto, este avetoro tiene un canto que recuerda una bomba congestionada (de ahí es probable que proceda su nombre náhuatl ateponaztli, tambor de agua).

     El avetoro americano se alimenta en pantanos y en aguas poco profundas como estanques, consumiendo anfibios, peces, insectos y reptiles.







       



Imágenes del Ateponaztli


     XICALCÓATL. De xicalli, jícara + cóatl, serpiente. Serpiente que lleva su espalda una forma de jícara de muchos colores, que forma naturalmente parte de su cuerpo. La describe Sahagún: esta culebra, cuando quiere cazar personas, llégase a donde pasan caminantes y demuestra la jícara, sobre el agua, que anda nadando, y ella escóndese debajo de ella, que no parece; y los que pasan por allí, como ven la jícara, éntranse en el agua a tomarla, y ella poco a poco se va llegando hacia lo hondo, y el que va a tomarla vase tras ella, y llegando a donde está hondo, comienza a turbarse el agua, y hace olas, y ahí se ahoga el que iba a tomar la jícara.


     Nombre del octavo rey del México antiguo, célebre por su crueldad. || Persona que molesta, malvado.


     Ahuizotl. (¿- 1503)“Espinoso del agua, nutria”. Fue el octavo rey de México, de 1486 a 1502. Hijo de Tezozomoctli y de la princesa Atotoztli, hija de Moctezuma Ilhuicamina; hermano de Axayácatl y Tizoc; tío de Moctezuma Xocoyotzin; con Tiyacapantzin engendró a Cuauhtémoc. Muy joven comenzó a reinar, hizo grandes conquistas y dio impulso a la vida económica de la ciudad, organizando y rigiendo a los traficantes (pochtecas) que eran además espías y explotadores. Destacó como el más cruel de los jefes mexicas. Para festejar la remodelación y ampliación que completó del templo de Huitzilopochtli, fueron sacrificados en la semana de la nueva consagración alrededor de ¿20,000? personas entre mazahuas y otomíes. Legisló sobre comercio, extendió los dominios mexicas.  Murió a consecuencia del golpe que se dio en la cabeza contra el marco de una puerta al querer salir de un aposento anegado cuando el acueducto que traía el agua de Acuecuechco inundó la capital en el año chicuey tecpatl, ocho pedernales, 1500, como había predicho el señor de Coyoacán, Tzotzomatzin.


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