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viernes, 22 de mayo de 2015

AFRODITA O VENUS La Diosa del Amor.

AFRODITA O VENUS
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO

“Cantaré a la bella Afrodita, la de la corona de oro, la diosa venerada que tiene por suyos todos los lugares altos de Chipre, la isla marina donde el soplo poderoso del húmedo Céfiro la llevó, sobre las olas de la mar mugiente, por la blanda espuma: Las horas de diadema de oro la acogieron con gozo, y le dieron vestidos inmortales”.
Himno homérico a Afrodita.

   

El nacimiento de Venus de Sandro Botticelli 1484

     Refiere Hesíodo en su Teogonía que la primera pareja primigenia fueron Gea (Tierra) y Urano (Cielo), padres de los Titanes y de la Titánidas, y de muchos más seres. Gea cansada de tanta gravidez convenció a su hijo Cronos para que la vengara. Así que una noche que Urano buscó a Gea para embarazarla, Cronos, que estaba al acecho, le cortó los testículos a su padre y los lanzó al espacio. La sangre del dios herido cayó en lluvia sobre la tierra y el mar, donde engendró otras divinidades. De la sangre mezclada con semen, que cayó sobre el mar, brotó una espuma blanca de la cual salió Afrodita  (Espuma), y la primera tierra que sus plantas pisaron fue la de Citeres, y luego fue a la isla de Chipre (Cyprus), que desde entonces quedó particularmente dedicada a su culto. Por su origen era sin duda una divinidad oriental (la Astarté de los fenicios o Ishtar de los mesopotámicos), en la que estaba personificada la fuerza creadora y fecundante de la naturaleza, pero los griegos la concibieron como una diosa de la belleza y del amor. Por haber nacido del mar, se consideró una deidad propicia a los navíos y a los navegantes, que reinaba sobre los vientos y las olas, y deparaba a los barcos que la imploraban una tranquila y feliz travesía.

Nacimiento de Venus. Alexandre Cabanel

     Los poetas pintaron a Afrodita como la más bella y hechicera de todas las diosas, a cuyos encantos no podía resistir voluntad alguna, hasta las fieras de la selva sucumbían a sus encantos y se acercaban a lamerle los pies como mansos corderillos.

     Además de ser la más perfecta belleza femenina, dotada de todos los hechizos del amor, poseía un cinturón  maravilloso que hacía más irresistible el poder de su belleza. La diosa Juno queriendo agradar a Júpiter le pidió prestado el cinturón, saliendo bien de su empresa.


Ares escondido en la recámara de Hefesto. Tintoretto

     La diosa no se limita a encender el amor en los pechos ajenos, sino que ella misma arde en inextinguibles ansias amorosas. Prueba de ello son sus múltiples relaciones con dioses o con hombres que supieron merecer sus favores. Fue esposa de Hefesto (Vulcano) del cual no tuvo descendencia, en cambio tuvo de sus amores ilícitos con Ares (Marte) a Eros y Anteros, y acaso también a Deimos y Fobos. Con Hermes tuvo a Hermafrodito, y  con Anquises tuvo al héroe troyano Eneas.



Venus, Marte y Cupido (Eros). Tiziano

              Anquises. Príncipe troyano que guardaba sus rebaños en el Ida, Afrodita sintió un día una viva pasión por él. Para hacerse amar, se le acercó fingiendo ser la hija del rey de Frigia y haber sido raptada y dejada en la montaña por Hermes. Anquises quedó turbado por su belleza y la amó. Entonces, ella le reveló quien era y dijo que le daría un hijo que tendría un altísimo destino, ese hijo había de ser Eneas. Pero prohibió a Anquises que dijera a nadie sus amores. Anquises, en una fiesta, después de beber, no pudo guardar su secreto. Zeus le castigó, bien fuera dejándole cojo, bien fuera quitándole la vista.
Venus y Anquises. Annibali Carracci

     Adonis (mi Señor). Producto del amor incestuoso de Mirra (Esmirna) con su padre Ciniras, rey de Chipre. Ella metamorfoseada en árbol, da a luz a un niño de radiante belleza. Afrodita le recoge, lo lleva al  Hades, y le confía a Perséfone, que se prenda de él y rehúsa devolverlo. Para cortar la querella de las diosas, Zeus decide que Adonis pasará la tercera parte del año junto a Afrodita, otra tercera parte junto a Perséfone, y dispondrá a su gusto el resto del tiempo. Adonis decide dar esos cuatro meses a Afrodita.


Venus y Adonis. Tiziano.

     Amó tiernamente a Adonis, y cuando éste es muerto en una cacería por los colmillos de un jabalí, ella suplica a  Zeus,  para que devuelva la vida a su amado. Zeus concede que Adonis pase una parte del año en el tenebroso reino de las sombras, el Hades, y el restaste viva en el mundo superior. La hirsuta alimaña que quita la vida a Adonis simboliza, sin lugar a dudas, el gélido invierno, ante cuyo  helado hálito se marchita toda vida en la naturaleza. El núcleo del mito: no es sino la imagen de la muerte de la Naturaleza en el otoño y su resurrección en primavera.


Venus dormida. Giorgione 

     La diosa está presta a ayudar a los amantes en desgracia, como cuando ayudó a Peleo para que éste pudiera gozar de Tetis. Por el contrario, castiga, y a veces sin compasión, a los presuntuosos que osan resistir a su poder. Buen ejemplo de ello es la leyenda del príncipe ateniense Hipólito, cuya desgracia fue el amor que mal de su grado supo inspirar a su madrasta Fedra, y el mito del hermoso Narciso, que, habiendo despreciado el amor de la ninfa Eco, fue castigado por la diosa con una imposible pasión por su propio cuerpo, narcisismo. Castigo a las mujeres de Lemnos, que no la adoraban, afligiéndolas con un olor insoportable. Las lemnianas tuvieron que matar a todos los hombres que les habían sido infieles a consecuencia de esa maldición. Muy bello, por lo contrario, el gesto que tuvo de darle vida a la estatua de una hermosa mujer  que esculpió Pigmalión, de la cual él acabó  enamorado.

     Los filósofos griegos razonaron mucho sobre la naturaleza de Afrodita, y distinguieron, con Platón, dos diosas, una uraniana (“celeste”), diosa del amor puro, y la otra pandemiana (“popular”), que patrocinaba los amores vulgares.
Juicio de París. Rubens

     El célebre juicio de París. Un día, la Discordia (Eris) había lanzado en el Olimpo, durante la asamblea de los dioses, una manzana destinada a ser entregada “a la más bella”. Tres diosas aspiraron ese título. Zeus hizo que las llevara Hermes a la montaña de Tróada, donde uno de los hijos de Príamo, París guardaba sus rebaños. Afrodita era cabalmente el prototipo de la belleza femenina. desde sus cabellos dorados hasta sus pies, comparables a la plata, todo era en ella armonía y encanto. Cierto que Hera y Atenea eran también muy hermosas; pero la altiva belleza de la primera imponía respeto, y la severa hermosura de la segunda paralizaba el deseo. En cambio, de Afrodita emanaba una irresistible seducción. A una perfección de líneas y rasgos añadía una gracia suave, que atraía y subyugaba. "En su rostro afable había siempre una amable sonrisa". Y cada cual trató de persuadir a su juez para que decidiera a su favor. Hera le ofreció la realeza universal; Atenea, hacerle invencible en la guerra; mientras que Afrodita le prometía solamente la mano de Helena, la más bella de todas las mortales. Ella fue la elegida. Se afirma también que se desnudó para revelar al joven su perfecta anatomía. Así pues, es Afrodita quien está en el origen de la guerra de Troya, y, durante todo el sitio de la ciudad, protegió a París, arrancándole del peligro en su duelo con Menelao. Igualmente, salvó a Eneas en el momento en que Diomedes iba a matarle. Tras la caída de la ciudad, aseguró la supervivencia de la raza troyana permitiendo a Eneas escaparse llevando sobre sus espaldas a Anquises.


La Venus del espejo. Velázquez

     Los romanos le dieron el nombre de Venus, cuyo significado es el deseo amoroso. Diosa del placer y la alegría. Después de haber sido equiparada a la griega Afrodita, su papel fue reduciéndose cada vez más al de una simple diosa del deseo físico y del amor sexual. Había en Roma tres santuarios principales de Venus, a saber, el de la Murcia, el de la Cloacina y el de la Libitina. El primero de estos nombres la designa como diosa de los mirtos (el mirto era un símbolo del amor casto); el templo se levantaba en las faldas del Aventino. El templo de la Cloacina fue construido en memoria de la reconciliación entre romanos y sabinos después del conocido rapto que los primeros hicieron de las mujeres y muchachas de los segundos. Finalmente, el nombre Libitina designa a Venus como diosa funeraria, pues en aquel santuario se guardaba todo lo necesario para unas exequias, y los sirvientes del templo eran los empleados oficiales de las pompas fúnebres romanas.


La toilette de Venus. William Bouguereau

     Los atributos de Venus son de lo más variado que quepa, según la concepción de la diosa que en cada caso predomine. Entre los animales le son particularmente sagrados la paloma, el gorrión y el delfín, entre las flores y plantas, el mirto, la rosa, la manzana, la amapola y el tilo.



ODAS, PÍNCELES Y CÍNCELES

Venus de Gnido

     Innumerables odas se le dispensaron en la época homérica. Fue, al parecer, la diosa más pintada por los grandes artistas como Botticelli, Tintoretto, Tiziano, Giogione, Rubens, Velázquez, Cabanel, Carracci y Bouguereau, entre otros. Es bien conocida la preferencia que demostró el arte antiguo por representar en imagen a Afrodita o Venus. Fueron sobre todo los maestros de la nueva escuela ática quienes demostraban una especial preferencia por las figuras de dioses jóvenes y hermosos, en los que menos chocante podía aparecer el desnudo. La Venus de Gnido, de Praxíteles, que se despoja de sus ropas para entrar en el baño, marcó la regla a partir de aquel momento, exceptuando las imágenes religiosas de los templos, del desnudo para las estatuas de Venus y divinidades afines. La más famosa de todas y la de mérito artístico más excelso es la estatua descubierta en 1820 en la isla de Melos (Milo), hoy en el Louvre de París, de tamaño mayor que la natural, muestra sólo desnuda la parte superior de su cuerpo, mientras la inferior, a partir de las caderas, está medio cubierta por una tela muy ligera. No se sabe que admirar más en esta maravillosa estatua, si la sublime expresión de la cabeza o la encantadora plenitud y bello equilibrio de todos los miembros. Habiendo desaparecido totalmente los brazos, no es posible saber con certeza cuál era la actitud de la diosa. Se supone que con la mano izquierda, que tenía levantada, sostenía o bien una manzana (símbolo de la isla de Melos) o el escudo de bronce del dios Ares (Marte). En sus rasgos se refleja una serena y orgullosa confianza.


Venus de Milo

         


BIBLIOGRAFÍA

Mitología Universal Ilustrada. Dioses. Héroes. Leyendas. Supersticiones. J. G. Noguín. Segunda edición abril 1957. Joaquín Gil-Editor. Buenos Aires.

Mitología Clásica Ilustrada. Otto Seemann. Segunda edición marzo 1960. Vergara Editorial, Barcelona.

Mitología General. Félix Guirand. Primera edición 1960. Reimpresión 1962. Editorial Labor, S. A. Barcelona, España.

Mitologías, del Mediterráneo al Ganges. Pierre Grimal. Editorial Larousse. Octubre 1966. Barcelona España.


Diccionario Universal de Mitología. Roy Willis. Primera edición enero 2003. Grupo Editorial Tomo, S. A. de C. V. México, D. F.




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