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martes, 14 de julio de 2015

MI PRIMERA NOVIA Antonio Fco. Rguez. A.

MI PRIMERA 
NOVIA 
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO

Imagen de Internet


     De mis recuerdos inolvidables  como estudiante  de  la secundaria, guardo uno de manera muy especial: salía yo del banco de San Andrés Tuxtla, crucé la calle rumbo al parque y ya dentro de él vi por primera vez en mi vida a una linda y encantadora muchachita, me flechó el corazón y la cabeza, no podía apartar de ella mi mirada, me atrapó toda ella. Blanca, alta, robusta, cabello chino, negro, con minifalda y sandalias, no se fijó en mí, iba ensimismada, al verla alejarse sentí que mi alma se había ido con ella. Tomé el autobús a casa y en todo el pequeño trayecto miraba su rostro a través de los vidrios de la ventanilla, ya en mi recámara, que a la vez era mi estudio, me puse a escribir un poema, el cual inicié así:

     -“¡Mi corazón está herido, herido por una flecha letalmente, que lanzada ha sido por Cupido, cruzándome del pecho hasta la mente!”


En segundo o tercer año de secundaria


     Días después, se inició un nuevo ciclo escolar en la escuela de monjas en Catemaco, me reencontré con mis compañeros y amigos de siempre, a media mañana salimos al recreorum, y fue entonces, cuando entre el grupo de lindas estudiantes de San Andrés vi que venía ella, la dueña de mi poema, nuevamente retumbó mi emocionado corazón, y regresó el hechizo, esta vez ella pasó junto a mí, no pude aguantar un hondo y prolongado suspiro, nos miramos, nos sonrojamos, volteamos dos o tres veces a vernos. No sé qué fue de mí el resto de clases  esa mañana, sólo sé que dando el "campanazo" de salida corrí hacia el autobús escolar que las llevaba a San Andrés, no vi que ella subiera en él, de pronto bajan dos de ellas,  se acercan a mí y me dicen: -“¡Oye, le gustas a mi amiga  Luz sólo que ella es muy tímida y nunca ha tenido novio!”, y antes de dar la media vuelta me vuelven a preguntan: -“¿Oye te gusta ella, cuál es tu nombre?”. –“Sí, Toño, les respondí”. Subieron riéndose al autobús, el cual arrancó inmediatamente, fue entonces cuando vi que ella que estaba escondida asomó a través de una ventanilla su sonrojado  rostro para verme y pude nuevamente apreciar sus negros y expresivos ojos y su sonrisa entre tímida y coqueta. En ese momento sentí recuperar el alma que se había quedado con ella; y además, no fue necesario decirles a sus amigas que también yo era tímido y que nunca había tenido novia.




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