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lunes, 31 de agosto de 2015

DÍA PELIGROSO Antonio Fco. Rguez. A.

¡DÍA PELIGROSO!
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO

Xalapa, Veracruz. Imagen de Internet


     Ese mediodía de 1976, caminando en pleno centro de Xalapa nos encontramos Eloy Pérez Arriaga y yo, me comentó que venía de jugar basquetbol en la cancha del Gimnasio Omega, como se sentía frío en la calle, nos metimos al Café Parroquia a tomarnos un café caliente, en lo que platicábamos nos llegó un sabroso olor a comida el cual nos inquietó a los dos. ¿Traes dinero para comer? Me preguntó Eloy, ¡No, sólo para el café y el pasaje a Veracruz! le respondí. ¡Igual yo! ¿Pues qué te parece, si comemos y nos regresamos de aventón? Le dije que sí, mi cerebro y mi estómago después de aspirar ese aroma empezaron a rebelarse de hambre. Después de comer vorazmente una milanesa con papas fritas, ya satisfechos nos fuimos a buscar un urbano que nos dejó a la salida de Xalapa, apenas había unas cuantas casas del nuevo fraccionamiento de Ánimas. Empezamos a pedir aventón, el quinto o sexto automovilista paró y nos pidió subir al carro, ya dentro nos preguntó con voz aguardentosa qué a dónde íbamos, le dijimos que a Veracruz. Se nos quedó viendo con cara de borracho y comenzó iterativamente a decirnos: ¡Si me van a madrear…madréenme! Le contestamos que no, que no teníamos motivos para hacerlo, que estábamos agradecidos por darnos el aventón. Todavía, le dijo Eloy: ¡Mire, si gusta, yo puedo manejar el carro para que usted descanse! Entonces el señor exclamó: ¡Van a ver cómo le doy en su madre a este pinche carro! Aceleró a fondo y torció todo el volante, el carro dio una vuelta en U y milagrosamente frenó justo enfrente de una tremenda roca que se encontraba a un costado de la carretera. Eloy y yo salimos corriendo del todo espantados, y el borracho nos gritaba: ¡Regresen cabrones, todavía no llegamos!

  Coapexpan, imagen de Internet
   Optamos por regresar a Xalapa a buscar alguna amistad que nos prestara dinero para los pasajes. No encontramos a nadie. Sentados en el Parque Juárez me acordé de Scott Owen amigo de  Pepe Morales Moreno, y nos dirigimos a buscarlo caminando hasta Coapexpan, un lugar completamente boscoso, exuberante de vegetación y bellísimos paisajes, la calle se convirtió en un camino rural, cercado de lado a lado por alambradas de púas, finalmente un gran claro con cerca de 5 grandes mansiones y una cancha de squash. Llegamos a la mansión de los Owen, no se encontraban sus papás, ni Scott, ni su hermano Tommy, solo su hermanita Lisa quien nos recibió, y yo haciendo a un lado la pena le expuse el motivo de nuestra visita, me dijo que no contaba con efectivo, pero se dirigió a una alcancía y sacó dinero justo para nuestros pasajes. Una linda niña, un angelito, que nos sorprendió por tal admirable actitud. Muy emocionados y contentos Eloy y yo le dimos las gracias.












    

Coapexpan. Imágenes de Internet 

     Regresamos nuevamente caminando hasta el centro de Xalapa y compramos nuestros boletos del AU, al llegar a Veracruz él me dijo que como no tenía dinero para el urbano se iba a quedar en el departamento de un amigo en la calle Mina, como yo vivía por el mismo rumbo, en la calle Serdán, nos pusimos a caminar,  y un par de cuadras adelante pasamos junto a un taquero que tenía su carrito sobre la banqueta, la vista de los tacos y su peculiar aroma nos volvieron a atormentar. Volteó a verme Eloy y me dijo: ¿Nos las jugamos? No pude decirle que no. Nos acercamos al taquero, le pedimos 5 o 6 tacos y una Coca-Cola fría cada quien,  y al final un par de palillos y en lo que se agachó el taquero a buscarlos, Eloy y yo salimos disparados corriendo, y tras nosotros el taquero cuchillo en mano mentándonos la madre. Nuestra constitución atlética y nuestro instinto de conservación se unieron para hacernos casi volar.

Imagen de Internet

     Esa noche, no pude dormir, fui presa de retortijones de panza y quizá hasta de la conciencia.

     Así como hay años bisiestos, creo que ese día también fue bisiesto, fue interminable: sufrí de espantos, de hambre,  y acabé sufriendo de  cólicos. Toda una pesadilla.  

     Aprendizaje: no volver a hacerle caso a Eloy.


   Y espero que el día de mañana sea diferente, y amanezca mejor.


Coapexpan, imagen de Internet



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